La palabra “Halloween” es una contracción de “All Hallows’ Eve”, expresión en inglés que se refiere a la noche anterior a nuestro Día de Todos los Santos (“Hallows”) y que se remonta al siglo VIII ¡o incluso antes!
Tradicionalmente, esta “noche de brujas” era un tiempo para recordar a los muertos, mártires y santos, y desde siempre se ha relacionado con la muerte, ya que que en esa fecha se pensaba que el muro entre este mundo y el más allá podía ser cruzado por el alma.
Halloween también se vincula al festival celta de “Samhain“, que en irlandés antiguo describía el final de la temporada de cosecha y el comienzo del oscuro invierno. Hacia el siglo XVI, los campesinos visitaban las casas vecinas con sus cánticos a cambio de comida. Iban alumbrados con farolas que tallaban de nabos, patatas o calabazas y se disfrazaban para que los malos espíritus no les reconocieran. Todo esto, en cierta manera, se mantiene hoy en día.
También durante aquellos días, se solía dejar ofrendas de comida para apaciguar a los espíritus traviesos que se creía que vagaban por la Tierra. De hecho, gran parte de la tradición americana de esta fiesta, como pescar manzanas en agua, coger manzanas colgadas del techo sin manos o comer manzanas caramelizadas nos recuerdan a esta época de cosecha.
En cuanto al origen de la costumbre actual de pedir chucherías por las casas, algunos lo vinculan a las ofrendas celtas de Samhaim y otros a la tradición inglesa del “souling”, en la que los pobres iban de puerta en puerta en el Día de Todos los Santos, ofreciendo oraciones por los muertos a cambio de dulces o dinero.
En Estados Unidos esta noche se festeja a lo grande. Las casas se decoran en negro y naranja, con calabazas a la entrada y multitud de motivos de terror: calaveras, arañas, murciélagos, gatos negros, brujas… Los niños visitan las casas gritando “Trick or Treat” con la esperanza de recibir golosinas y se celebran fiestas de disfraces con juegos, expediciones a cementerios o a casas abandonadas.
En España, en muy pocos años, hemos adoptado esta celebración como algo propio. Así que nos toca sacar el costurero y rebuscar en los armarios para crear un disfraz casero único y reciclado para los niños. Bastan un poco de imaginación y algo de maña para conseguir un look terrorífico. Espero que alguna de estas ideas te sirva de inspiración.
DISFRAZ DE ARAÑA
Me encanta este disfraz, ¡es muy original! Necesitarás una sudadera negra con capucha, pantalones negros, un par de guantes negros, dos pares de calcetines negros, ocho ojos móviles, cinta adhesiva negra, papeles viejos de relleno, aguja e hilo.
DISFRAZ DE MOMIA
Para crear este disfraz de última hora sólo necesitas una sábana blanca vieja desgarrada o cortada en tiras para envolver al niño. Puedes envejecer el aspecto de las vendas mojándolas previamente con té o café. También puedes utilizar un rollo de papel higiénico en lugar de la sábana, ¡más fácil imposible!
DISFRAZ DE CALABAZA
¡Nada más típico de Halloween que una calabaza! Para hacer este disfraz te hará falta una camiseta naranja, fieltro verde y negro, algo de relleno, tijeras y pegamento.
DISFRAZ DE FANTASMA
Pon una simple sábana vieja por encima de la cabeza de tus hijos y serán los fantasmas más terroríficos. ¡Acuérdate de recortar unos agujeros a la altura de los ojos para que no tropiecen!
DISFRAZ DE ZOMBIE
Con este disfraz podrás reciclar la ropa vieja que ya no utilizas: camisetas, bufandas, guantes… ¡todo sirve! Desgarra las prendas y ensúcialas con harina o polvos de talco. El maquillaje debe ser muy pálido y, si quieres, puedes añadir un poco de sangre artificial o salsa de tomate para hacerlo más terrorífico.
CALAVERA MEXICANA
La calavera Catrina es un popular símbolo del Día de Muertos en México. Para hacer tu disfraz necesitarás un vestido con encajes, un velo negro de tul o encaje, una diadema para sujetarlo con flores artificiales, y maquillaje con la típica calavera mexicana. ¡Encontrarás mucha inspiración en internet!
DISFRAZ DE ESQUELETO
Para este disfraz sólo necesitas una camiseta de manga larga y un pantalón negros, tijeras y cinta adhesiva de color blanco. Y si pones en su lugar unas tiras de luces led el efecto es de lo más alucinante ¡mira qué gracioso queda!
Fabricando sus propios disfraces, los niños aprenden la importancia de reciclar y lo gratificante que es hacer las cosas uno mismo. Además, es una buena forma de pasar la tarde en casa con los peques, animándoles a desarrollar su imaginación. Te animo a que nos escribas para compartir tu experiencia; seguro que tienes alguna otra idea de disfraz casero, fácil y terrorífico. Ya sabes, ¡truco …o trapo!
Imagen de portada: foto de Paige Cody en Unsplash
© 2020 Alicia del Real Martín / Adealicia.com. Todos los derechos reservados. Prohibido reproducir sin consentimiento expreso por escrito de la autora.
